Nuestra boca es un increíble sistema biológico dinámico, con un promedio de 150 millones de microorganismos por mililitro de saliva. A pesar de tan inmensa cantidad, las diferentes formas de microorganismos conviven en perfecto equilibrio entre si y con el ser humano.
Esos microorganismos que habitan regiones como la lengua, las mejillas y los dientes, son muy importantes para nosotros, pues contribuyen a la nutrición (a través de la síntesis de vitaminas y el inicio de la digestión). Actúan en defensa de la boca, impidiendo la implantación de microorganismos extraños al medio. Estimulan la formación de anticuerpos y contribuyen al desarrollo de órganos y tejidos.
Es ahí donde está el mayor problema de los antisépticos (enjuagues): ellos fueron hechos para destruir a las bacterias. Que son en extremo útiles para el organismo. El uso constante de esos medicamentos puede causar diversos efectos colaterales, como: alteraciones del paladar, manchas en dientes y restauraciones, irritación y resecamiento de la mucosa etc. Peor aún: uno de esos antiséptico ha sido considerado como co – cancerígeno (capaz de producir cáncer en unión con otros factores).
El mejor medio para mantener la salud bucal es a través del equilibrio emocional además de los buenos hábitos de alimentación e higiene oral.
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