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Estudio Psicológico Sobre el cáncer


Norberto R. Keppe*
Tomado del libro La Medicina Del Alma – Cap. 15, pág.143

 

Por el espíritu desarrollado en este libro, los lectores podrán notar que nuestra intención fue la de hacer una investigación sobre los problemas psíquicos en las personas afectadas por esta enfermedad.


En 1952 oímos un relato de un psiquiatra americano, afirmando un hecho ocurrido con un coronel del ejército que, desengañado en el hospital se rebeló de tal forma con la idea de fallecer que, después de seis meses en casa, fue examinado nuevamente por los especialistas, constatándose su completa curación.


A propósito hubo casos muy curiosos en el propio Hospital de las Clínicas, con los enfermos portadores de Cáncer no operable. Uno de ellos busco a un conocido embaucador, y el otro sin salir de su hogar, obtuvieron una remisión total de la enfermedad.


El primer hecho que constatamos, es que parece existir una estrecha relación entre lo que sucede con la enfermedad en el plano físico y lo que sucede con la neurosis en la psique: una involución en el desarrollo, o mejor, una regresión, lo que quiere decir una autodestrucción paralela.


Veamos el siguiente caso sucedido con un ayudante de mecánica en los Estados Unidos de América, que pretendía construir un carro capaz de obtener el record de velocidad mundial.


Tiempo antes, su jefe se accidentó mortalmente, y el construyo el carro, con el dinero que la viuda de Athol Graham recibiera, de contribuciones espontáneas del pueblo debido a la precariedad de su situación económica.


Fue muy criticada por ese gesto, y buscaba incluso ayudar a Otto Anzjon en su tarea que demoró medio año. Finalmente, él mismo fue piloto en la carrera, alcanzando la marca de 406 kilómetros por hora.


En el mes siguiente fue hospitalizado, muriendo el 24 de noviembre de 1962.


“Durante los años en que el joven trabajara en la “City”, ayudando a Athol, la enfermedad se detuvo, pero cuando este murió, comenzó a empeorar nuevamente. De este modo, Zeldine, la viuda, tomó la resolución de intentar proporcionar a Otto otra oportunidad de vivir”,  es lo que dice el texto al respecto.


Mientras que Otto Anzjon tenia un ideal, un motivo para vivir, se conservó así. Cuando pensó que había realizado su finalidad, la enfermedad se desarrollo rápidamente destruyéndolo.


De otra parte, tal hecho es observable en todo canceroso. En la enfermería de la clínica donde trabajo, el tiempo d existencia de ese enfermo esta generalmente condicionado a su disposición psíquica.


L.A. estaba interno desde hacia seis meses con cáncer, en la mesa de operaciones el cirujano vio que no podría hacer nada más.


Sin embargo, resistió aun por el lapso de cinco meses, muriendo al día siguiente al afirmar: - “Esta vez no logró sacar más gusto a la vida. Estoy sinceramente desanimado.”


El Dr. Laurence Leshan, profesor de Psicología de la “Union Theological Seminar” de nueva York, afirmó haber encontrado una correlación  muy curiosa entre los individuos afectados por el Cáncer y ciertos problemas de la infancia, Dice lo siguiente.


“En el comienzo de la vida, el niño, que es propenso a contraer cáncer, tiene una pésima experiencia psíquica, como la provocada por las relaciones emocionales con los otros, llevándolo a tener actitudes de dolor y de fuga. Al mismo tiempo, él tiene sentimientos de culpa y de auto condenación. Su tendencia de apartarse de amistades muy allegadas, caracteriza su existencia de ahí en adelante. De este modo, tiene una falta de agresividad en la expresión o defensa de sus intereses, dando la impresión de ser una persona muy decente”.


Como podrán notar, se trata de una interiorización pronunciada de las propias tendencias.


Que una lesión en el estómago pueda ser determinada por la problemática neurótica, es cosa sabida hasta por los legos, En el cáncer como existe una vinculación más remota e inconsciente, se vuelve más difícil demostrarlo, pero el principio es el mismo. Evidentemente, por su mayor complejidad, la terapia ofrece una mayor dificultad. En este caso, como dice el adagio, es más fácil prevenir que curar. La persona que llego a un proceso físico canceroso, ya está en un grado adelantado de autodestrucción, casi imposible de ser tratado analíticamente (1).


Existe una diferencia fundamental entre el Cáncer y las enfermedades infecciosas, pues mientras que estas últimas poseen el agente bacteriológico, que alcanza al organismo a través de sus puntos débiles, la primera consiste en una destrucción del propio cuerpo.


Hace poco tiempo, una de las revistas nacionales de mayor divulgación publicó un artículo con el título: “tengo Cáncer y no quiero”, donde describe en detalle el testimonio de una afectada por el mal de Hodgkin. En las palabras que extraje el lector podrá sacar sus propias conclusiones sobre lo que representa la enfermedad en el ser humano:


Su nombre es M.D.F., tiene 24 años, es profesora. En 1961 le  pronosticaron: “Esa joven va a aguantar dos o tres años, al máximo”. Ya pasaron seis años.


Cuando ella tomó consciencia de su enfermedad, una noche toco los huesos  que sobresalían en la base de su cuello y recordó la primera vez, en que siendo niña, acariciara a un enamorado.


En esa ocasión le llego a gustar su enfermedad (auto castigo y sustitución del sexo por la enfermedad).


En seguida, frecuentó la vida nocturna con un verdadero frenesí. Después de tres o cuatro meses, una crisis la obligo a quedarse en cama más de dos semanas, teniendo la idea de que jamás vería la luz del día. (Es la repetición del mismo proceso anterior).


Tomo un empleo y estableció una rutina de vida para volverse socialmente útil.


Entro en un curso y se volvió una de las mejores alumnas, y no admite más la intromisión de otras personas en su vida íntima. Dice textualmente: “La enfermedad es mía y solamente mía: entre ella y yo existen ahora relaciones de intima comprensión, y no quiero que nadie meta su nariz entre las dos. A veces llego incluso a preguntar, casi divertida: ¿No serán celos?” (¿La aceptación de la enfermedad como parte integrante de su existencia?).


Podemos notar con claridad tres fases en la enfermedad de M.D.F.


La primera de rebelión, después de un intento de entregarse a los placeres y, finalmente, la de volverse útil y realizar algo en beneficio de la humanidad. Este trabajo está enmarcado por sus propias palabras que revelan una de las mayores lecciones de amor escritas por una enferma.


“Mucha gente podrá extrañarse por mi decisión de no divulgar mi nombre, Creo que paso el tiempo de las cínicas revelaciones, y que la piedad ajena no conseguirá ayudar ni a mi ni a los otros. Lo que quiero es dar coraje y esperanza a los otros, no es recibir. Y tengo otra razón para el anonimato. Estoy apasionada: Nunca tuve motivo para esconder mi enfermedad, pero con él creo que estoy siguiendo el camino verdadero. El hoy es un componente de mi vida y de mi deseo de vivir y está haciendo por mi mucho más que los remedios y la radioterapia.  No quiero perderlo por algo que vive conmigo, independientemente de mi voluntad. No es justo”. (El principio de vida se volvió más fuerte que el de autodestrucción).

 

  1. (1) Basta leer sobre las dificultades de tratamiento del asmático, que es una molestia mucho más simple.

Protón Editora (11) 3032-3616
www.editoraproton.com.br


*Norberto Keppe es fundador y presidente da SITA - Sociedad Internacional de Trilogía Analítica - (Psicoanálisis Integral), psicoanalista, filósofo y escritor con mas de 35 libros publicados.

 


 

 

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