La mujer (así como el hombre) se relaciona con el mundo a través del amor. El sentimiento de afecto es la base de todo y la verdadera fuente de la existencia.
No me refiero al amor sexual propiamente. Podemos amar a un ser humano sin tener jamás alguna relación sexual con el. Como también podemos pasar la vida sin hallar a alguien que despierte en nosotros un afecto “preferencial”, y sin embargo amar intensamente la vida y a las personas.
Por ejemplo: P.C: siempre pensó ( y esa es la idea de la humanidad) que si ella no amase a un hombre ele no la podría alcanzar – ella se volvería casi inalcanzable por cualquier cosa que hiciese ( él podría tener los problemas que tuviese: mujeres, bebida etc.), y todo sería superable, desde que ella no estuviese envuelta afectivamente con el.
Siempre oí a muchas personas quejarse de que el sufrimiento comienza junto con el amor – si no amamos, no sufrimos. Al final, la literatura, las artes, la tradición cultural tampoco confirman esa idea? . Hasta los religiosos apoyan esa tesis. Ellos creen que existen dos especies de amor – el amor verdadero y el amor humano. El primero, de cuño espiritual, sería el amor a Dios y el fraterno; y el segundo el falso, el daño – las pasiones que llevan a la perdición y al sufrimiento. Uno incompatible con el otro.
Los seres humanos solo tienen un tipo de afecto, y este amor es el amor humano. No podemos amar como un ángel o como Dios ama, por lo tanto cada vez que intentamos impedir que el afecto exista o se manifieste, por quien quiera que sea, estamos secando la fuente de la vida que debe brotar de nuestro interior.
Podemos concluir que cantidad enorme de sufrimientos y problemas surgen de ahí: peleas, separaciones, divorcios, adulterios, abortos, enfermedades físicas, psíquicas y sociales etc.
Ahí se coloca otra cuestión: ¿por qué vemos en el amor un sufrimiento tan atroz? ¿Por qué una mujer traicionada no sufre si el hombre que la traiciona no es el que ella ama? ¿Por qué todo lo que viene del hombre amado le cae diferente, causando una serie interminable de dificultades.
Solamente quien ama, tiene consciencia de su psicopatología y de sus engaños. Y, por lo tanto, a través de la aceptación de la vida afectiva que el individuo podrá percibir su envidia, su odio, su megalomanía, su egoísmo, que se manifiestan conjuntamente con el afecto.
El individuo racionalista “imagina” que no tiene odio, envidia etc., pero en realidad, el solamente inconcientizó lo que siente, dejando toda su frialdad y maldad en libertad.
(Por ejemplo: hay religiosos que piensan que tienen mucho amor, pero no tienen ninguna piedad). Si ese individuo comienza a gustar de alguien, pasará a percibir como es de envidioso, celoso, posesivo, egoísta, dominante etc.., imaginando que los sentimientos son malos en sí, y que si todas las emociones fueran reprimidas, el estará sano y equilibrado. No percibirá que solo reprimió el amor, y que la patología permanece; solo es el quien no tendrá consciencia de eso, aunque ahora su locura sea clara para los demás.
Aquí entramos en una senda de difícil aceptación – pues el ser humano es por demás arrogante para admitir que se tiene que “someter” a algo. El amor es soberano.
Cuando amamos a alguien no somos sumisos a la otra persona sino al propio afecto que existe espontáneamente en nosotros. Y cualquier intento de frenar ese sentimiento resulta en sufrimientos increíbles, de orden psicológico y físico…
Como el ser humano ve en el afecto un gran perjuicio, hace lo mismo con el Creador, Esa inversión la llevamos dentro de nosotros, lo que nos cuesta gran pesar.